En los Estados Unidos, los editores tuvieron la oportunidad, en el contexto de las elecciones de 2016, de reafirmar el valor de una prensa independiente. La misma campaña electoral demostró también las peligrosas deficiencias del entorno emergente de noticias. La falta de definición cívica, así como los objetivos comerciales dentro de las empresas de tecnología es tan atroz como las el descuido mostrado en las últimas dos décadas por las agencias de noticias en su incapacidad para repensar sobre las tecnologías y sus modelos negocio con suficiente rapidez.
Con la regulación de los medios de comunicación en la caída libre, el liderazgo de las instituciones de periodismo y las empresas de tecnología son libres para arbitrar las reglas del combate entre sí. Económicamente y, cada vez más, culturalmente, son las compañías tecnológicas las que tienen el poder. Es necesario que las organizaciones y todas las partes interesadas preocupadas por el periodismo encuentren una causa común en abordar no sólo las cuestiones específicas de la plataforma y la estructura del mercado de publicidad, sino también la cuestión más amplia y más duradera de qué tipo de entorno de noticias que deseamos.